This story has been produced in both Spanish and English. To read the English version go to page two. – Ed.
Por Adamari Sánchez y Norjelly Herrera
WEBSTER— Imagina entrar a una hermosa cafetería, rodeado del aroma de pasteles recién horneados y la calidez de un ambiente acogedor. Esto es lo que Isabel Flores ha creado: un refugio que no solo ofrece delicioso café y pasteles hechos a mano, sino que también encarna el espíritu de comunidad y hospitalidad. Originaria de Honduras, Isabel se mudó a Estados Unidos hace tres años con su esposo y dos hijos, trayendo consigo una rica herencia y una pasión por la repostería.
Raíces en el Café y la Familia
La historia de Flores comienza en un pequeño pueblo de Honduras, donde pasó gran parte de su infancia en las fincas cafetaleras de su familia. Esos primeros días rodeada de naturaleza y cultivo de café le inculcaron una profunda apreciación por la industria y un amor por las simples alegrías de la vida. Su familia unida estaba en el centro de todo lo que hacía, enseñándole la importancia de la comunidad y el valor de la hospitalidad.
Flores compartió: “Crecí siempre mirando la naturaleza y las fincas cafetaleras. Mi mamá es de una parte del país donde están nuestras principales fincas de café, así que fue así como me involucré en este tipo de negocio”.
El Legado de una Abuela
La abuela de Flores desempeñó un papel significativo en moldear su pasión por la comida y el servicio. Isabel recuerda vívidamente cómo su abuela dirigía un pequeño comedor desde su casa, sirviendo generosas porciones de comida a la comunidad con amor y generosidad. Ver a su abuela cocinar con tanta calidez dejó una huella duradera en Isabel, inspirándola a llevar ese mismo espíritu de servicio y amor a su propio negocio.
“Ella era muy apasionada por la cocina, era una mujer realmente fuerte, y creo que todo gira en torno al hecho de que tenía su cocina, amaba cocinar y le encantaba servir a las personas en ella”, dijo Flores al describir por qué su abuela fue una gran inspiración para ella.
De la Ciencia a la Repostería
A pesar de tener formación en microbiología, el corazón de Flores siempre estuvo en la repostería y el servicio a las personas. En 2016, dio un salto de fe y abrió un restaurante, cafetería y panadería combinados en Honduras. Incluso después de mudarse a los Estados Unidos, continúa administrándolo a distancia, lo que demuestra su dedicación y espíritu emprendedor. Además de sus negocios gastronómicos, también es propietaria de un complejo Airbnb, mostrando aún más su versatilidad y pasión por la hospitalidad.
“Realmente amo la microbiología, y sí la extraño, pero con todo lo que tengo ahora—mis hijos y dirigir un negocio—no creo que pudiera volver a eso. Pero estoy disfrutando lo que hago”.
Desafíos en una Nueva Tierra
“Todo en nuestras vidas gira en torno a Honduras, así que no teníamos antecedentes aquí. Eso hizo muy difícil encontrar a las personas adecuadas que pudieran abrirnos puertas. Venir desde otro país fue un desafío.”
Iniciar un negocio en un nuevo país no estuvo exento de desafíos. Isabel enfrentó la ardua tarea de encontrar el lugar adecuado y construir una base de clientes desde cero. Sin conexiones previas ni historial empresarial en los Estados Unidos, cada paso requirió perseverancia y mucho trabajo duro. Sin embargo, permaneció decidida, impulsada por su visión de crear un espacio cálido y acogedor para su comunidad.
Equilibrando Vida y Negocios
Dirigir un negocio mientras cría a dos niños pequeños es un acto equilibrado que Isabel navega con gracia. A diferencia de Honduras, donde contaba con el apoyo de su familia, en Estados Unidos tuvo que apoyarse en su propia fuerza y resiliencia. Reconoce la importancia de encontrar equilibrio, aunque sigue siendo un desafío continuo. Su familia es su pilar fundamental, y está agradecida por su amor y apoyo.
Un Toque Personal
“Quiero ser conocida por la calidez de lo que ofrezco. He notado que las personas muchas veces solo necesitan un lugar para entrar, tener una pequeña charla y tomarse un descanso de sus vidas ocupadas. A veces comienzan una conversación con algo al azar, y desde ahí todo fluye.
Realmente disfruto servir y estar cerca de las personas.”
Lo que distingue al café de Flores es el toque personal que aporta a cada aspecto de su negocio. Su café proviene de la región familiar en Honduras, añadiendo un elemento cultural y personal a sus productos. Quiere que cada cliente se sienta como en casa, ya sean estudiantes buscando un lugar tranquilo para estudiar o amigos reuniéndose para conversar. Su objetivo es crear un espacio donde las personas puedan conectarse y sentir un sentido de comunidad.
Palabras Sabias
El consejo de Flores para las mujeres emprendedoras aspirantes es sincero y genuino. Las anima a tener una visión clara, estar preparadas para los sacrificios y buscar apoyo en quienes las rodean. Enfatiza que el emprendimiento es gratificante pero requiere mucho trabajo duro, determinación y resiliencia. Su trayectoria es testimonio de estos principios.
“Necesitas tener claro lo que quieres en la vida y cómo vas a lograrlo. Se necesita coraje y fortaleza para perseguir tus metas porque aunque no es imposible, sí requiere muchos sacrificios.”
Mirando al Futuro
Con su sólida formación educativa y una carrera satisfactoria, Isabel se siente contenta creciendo sus negocios actuales mientras atesora tiempo con sus seres queridos. A diferencia de muchos emprendedores que sueñan con expandirse con nuevas ubicaciones, la prioridad de Flores es equilibrar el crecimiento empresarial con la vida familiar. Su objetivo es escalar estratégicamente sus emprendimientos existentes para poder enfocarse en sus hijos y estar presente en sus vidas.
La historia de Isabel Flores es un recordatorio del poder de la pasión, la familia y la comunidad. A través de su cafetería y panadería comparte no solo deliciosa comida sino también la calidez de la hospitalidad hondureña—un testimonio vivo de su trayectoria y valores. Su legado es uno lleno de amor, servicio e inquebrantable compromiso para hacer sentir a cada cliente como en casa.
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